Para los aficionados al birdwatching, el paso por la ceja de selva peruana es importantísimo para poder dar rienda suelta a sus gustos ecológicos y ver cómo las aves se desenvuelven en su ambiente natural. Por sus llamativos colores y la forma cómo elaboran sus graznidos, las aves peruanas son muy preciadas entre los conocedores del tema.
Una de las aves que más se buscan en la ceja de selva peruana es el Gallito de las Rocas, el ave nacional del Perú. Es descrita como una pequeña bola de fuego que atraviesa el bosque verdoso, debido la intensidad del color rojo de su plumaje y al pequeño penacho que tiene sobre el pico. A diferencia de sus parejas, la hembra pasa desapercibida por su plumaje pardo rojizo. Es considerado por los especialistas como un caso típico de “diformismo sexual”, término que describe la diferencia de apariencia que existe entre los géneros de una especie.
El gallito de las rocas tiene el tamaño de un pequeño pollo y se alimenta de una gran variedad de frutos silvestres, que crecen abundantemente en el bosque de la vertiente oriental de los andes. Debido a que existe una gran cantidad de alimento en esta región, el macho satisface sus necesidades alimenticias muy rápidamente, dedicándose el resto del día a una compleja competencia social para atraer a las hembras dentro de una bandada.
Para atraerlas, los gallitos de las rocas bailarán sobre una rama y buscarán diferenciarse del resto por su canto. Conseguida su pareja, la hembra se encargará sola de la incubación y cuidado de los pichones.
La autosuficiencia de las hembras
Las hembras del gallito de las rocas se caracterizan por no necesitar del macho para cumplir con la labor de la preservación de la especie. Esto se debe a que la naturaleza es sabia y las ha diferenciado notablemente de los machos. Por sus llamativos colores, de estar cerca del nido atraería la atención de sus depredadores, como son las águilas y las serpientes.
En vista de ello, su plumaje pardo rojizo oscuro se confunde con los árboles donde hacen su nido y sólo buscan al macho cuando desean reproducirse. En consecuencia, lo único que pueden ofrecer los machos a las hembras es su habilidad como bailarines y cantantes.
Sin embargo, esto no ocurre en cualquier lugar. Los científicos han determinado que el gallito de las rocas sólo hace su ritual de apareamiento en determinadas zonas de la selva, llamadas leks. En este lugar, la hembra los observará detenidamente y evaluará sus dotes artísticos. Además, escogerá a aquel gallito que regrese puntualmente a la sesión de baile diaria, ya que esto indica que puede evitar a sus depredadores fácilmente y sobrevivir un día más a la selva.
Aquel que reúna esas dos condiciones será elegido para pasar sus genes a la siguiente generación de gallitos de las rocas.