Los trabajos entre las autoridades y la comunidad campesina para la proyección turística de Cachuy (Catahuasi, Yauyos), pronto permitirán que usted aliste su mochila y se dirija hacia este destino ubicado en las alturas de Lima. Un pueblo santo que lo sorprenderá con sus paisajes, su legado histórico y sus propuestas de intercambio cultural.
Viajar no solo significa disfrutar a mil por hora el momento, sino también mirarse al espejo y reconocer quiénes somos, de dónde venimos y qué hacemos aquí; liberarse de la jaula del racismo y la incomprensión social en la que muchos peruanos siguen atrapados. Y es que viajar también atesora un intercambio cultural y experiencial que tienen como pilares el respeto y la revalorización de costumbres y culturas, los condimentos perfectos para sazonar la razón de vivir y compartir Perú.
Bajo ese concepto, aquicito nomás de Lima; el pueblo de Cachuy (Catahuasi, Yauyos) es un pueblo santo donde se refugia la sagrada imagen del Sr. de Cachuy y que durante todo el año recibe la visita de miles de peregrinos; además, posee seductores escenarios y una cultura ancestral –que se resiste a desaparecer. Es así que conocedores de esas propuestas de espíritu más humano, le recomendamos a los peregrinos cinco actividades que debe realizar en su próximo viaje. Luego de leer, estamos seguros que volverá a coger su mochila, unos buenos zapatos a todo terreno y se echará a andar.
Alojarse donde algún comunero
Ni bien usted pone un pie en Cachuy, recibirá el buen trato de su gente,
quienes en sus hogares tienen habilitados espacios para los foráneos.
Solo basta preguntar dónde están y llegar a un acuerdo con sus
propietarios. Asimismo, el hecho de contar con un lugar donde descansar,
lleva a que el comunero lo invite a que pase a compartir la mesa con su
familia. Todo eso suma a que se sienta como en casa.
Tener como guía a un sabio kawki
Imperdible es llegar al pueblo y no visitar el Santuario del Señor de la
Ascención de Cachuy, el Centro Arqueológico de Purumuta, la plaza
principal, los andenes, los campos agrícolas y un largo etcétera de
espacios para disfrutar a más de 3 000 msnm. Pero todo lo mencionado se
debe realizar si o si en compañía de un sabio o maestro kawki. Así no
habrá complicaciones ni nada por el estilo, al ingresar a los espacios o
pedir permiso a los apus para andar por sus dominios.
Participar en la elaboración del queso y mantequilla
Desde donde se le mire, Cachuy es agrícola. Es así que llegar hasta
aquí, atrae ir al campo para participar en el quehacer de las mujeres
quienes ordeñan a sus vacas para el consumo directo o para
transformarlos en productos (queso y mantequilla).
Aprender palabras o frases en kawki
Pasar horas y días junto a los comuneros y los sabios del pueblo de
Cachuy, permite realizar los primeros pininos de aprendizaje de la
lengua kawki (o cauqui). Desde palabras básicas hasta frases como
“Kachuyna, nanqapa shumayawa kawkisa”, que en castellano significa:
“Cachuy, la tierra bonita del kawki”. Aunque el instruirse en este saber
ancestral no solo queda en los diálogos directos que se puedan tener
con los pobladores, sino también en los cantos que realizan las mujeres
(como Santa de la Cruz (45)) ante su santo patrón o ante el agua.
Desarrollar talleres de artesanía
Una de las características más importantes que posee Cachuy es su
artesanía. Un saber que sigue vivo al pase del tiempo y el desdén de
muchas personas. Y es que ‘la tierra bonita del kawki’ es madre de unas
singulares cunas ecológicas elaboradas con las ramas de los árboles de
la charaya y el ampara ampara que crecen en las alturas del pueblo. Las
personas quienes aún conservan esta tradición, también son conocedores
de la fabricación del shukuy (o zapatos hechos con el cuero de la res),
creación de coloridas pulseras y el bordado de pequeños talares con
bordados y marcados.