Hay destinos a los que no nos cansamos de volver. Lugares que siempre sorprenden. Paracas es uno de ellos. Esta vez, regresamos para sacar provecho de uno de sus tesoros: ¡su delicioso mar!
Empezamos nuestro primer día en Paracas madrugando, para ganarle a sus conocidos vientos y tener nuestra primera clase de wakeboard. Es una disciplina mezcla de surf y esquí acuático, donde una lancha va jalándote sobre la tabla. ¡Es divertidísimo! Pero si no te animas a empezar en el mar, busca a los chicos de Kite Club: ellos tienen un lugar más chico para animarte sobre el wakeboard por primera vez. Después de un rato de acción, decidimos relajarnos sobre el paddle. Recorriendo la bahía, constatamos una vez más la belleza y tranquilidad del lugar.
Toda aventura acuática en Paracas debe incluir sus playas, ¡que son buenísimas! Manejamos alrededor de la Reserva y paramos en El Raspón y en La Mina. Nos bañamos en sus aguas tranquilas de tonalidad turquesa. Y terminamos la mañana en El Playón y Mendieta, dos puntos más escondidos.
Dicen que en el mar, la vida es más sabrosa. ¡Es cierto! La Reserva de Paracas tiene gran concentración de conchas de abanico. Decidimos sacarlas nosotros mismos, sumergiéndonos en el mar. Luego fuimos al restaurante Intimar, donde las lavamos, preparamos y disfrutamos. El mar peruano es tan rico, tan lleno de vida, y por eso es muy importante que lo consumamos con respeto y protejamos la maricultura. No podíamos dejar de probar un cebichito en la caleta de pescadores.
¡Las tardes en Paracas son para aprovechar el viento! Y Paracas ofrece muchas opciones de deportes acuáticos. Probamos hacer kitesurf: nos deslizamos sobre el agua en una tabla, impulsados por el viento y una cometa que va amarrada a nuestros cuerpos. Si tienes destreza, ¡podrás volar literalmente sobre el mar! ¡Nosotros tuvimos muuuchas caídas! Pero la pasamos genial. Con un fin de semana de clases, estarás listo.
Decidimos hospedarnos en un lugar desde donde pudiésemos tener una vista privilegiada de la bahía: elegimos Bamboo Paracas, unas ecocabañas donde los cuartos están dentro de carabanas, y el ambiente es relajado. Además, está cerca de las actividades y del ingreso a la Reserva.
Finalmente, no podíamos dejar de ir a Las Islas Ballestas. Ver a las aves y a los lobos marinos descansando plácidamente, es la escena que nos revela la verdadera riqueza del mar de Paracas. Este fin de semana, ¡anímense a vivir una aventura acuática!