Apenas llegando a Lima, nos encontramos con que la modernidad nos acoge en un mundo donde todo es rápido. A pesar de tener hermosos vestigios de su pasado colonial, nos llama el sentimiento de la naturaleza. Para llegar ahí, no debemos ir muy lejos: sólo debemos enrumbarnos hacia Canta, ubicada en la sierra del departamento de Lima, a 100 kilómetros de la capital.
Canta y Obrajillo son, pues, el punto de partida para quienes desean empezar en el ecoturismo limeño, ya que en sus verdes laderas y valles se encuentra el nacimiento del río Chillón, que abastece de agua a toda la capital del país.
¿Qué hacer?
Las empinadas laderas, llenas de caminos sinuosos, mas las asombrosas vistas al valle por donde transita el río son el mejor cuadro para los aficionados al trekking y la cabalgata a caballo, las cuales nos transportarán entre Canta y Obrajillo hasta uno de sus atractivos principales más visitados: la Cascada.
Consistente en una caída de agua de 50 metros, la cascada alimenta de agua al río y riega las laderas, ayudando a los pobladores con sus cultivos de papa y anís.
¿Dónde comer?
Llegando a Obrajillo, con lo primero que nos encontramos es con el delicioso olor del manjar blanco, el cual es muy conocido entre los limeños. Si bien al momento de llegar, los niños se nos acercarán intentando vendernos sus productos, debemos hacerle frente a la tentación y comprarlo todo en el mercado, que se encuentra a unos pasos llegando a la ciudad.
Para comer, existe la famosa granja de truchas, donde los pescados son criados especialmente para su consumo. Su sabor es uno de los mejores en todo Lima, por lo que es altamente recomendable pasar por ahí.
¿Cómo llegar?
La empresa Peru Turismo ofrece un itinerario full-day, donde visitaremos todos los lugares anteriormente descritos, además de incluir las ruinas arqueológicas de Checta y el Santuario de Santa Rosa, importantes puntos turísticos para aquellos que desean conocer un poco más sobre la cultura limeña.