La materia prima para la fabricación de los famosos tejidos peruanos -la fibra de alpaca y el algodón pima- tienen su propia historia que es importante conocer para entender por qué han logrado sobrevivir al paso del tiempo, manteniendo sus colores y su textura.
La fibra de alpaca
Esta sorprende al mundo porque hasta ahora se produce de manera artesanal e industrial, siendo uno de los tejidos más exclusivos del mundo.
El secreto de su durabilidad es la forma en la que la hebra del tejido ha sido tratada antes de entrar al telar. En tiempos de los Incas, la fibra de la alpaca era el símbolo del status social de las personas, por lo que era utilizada además como elemento de intercambio comercial. Las más finas hebras de la alpaca eran reservadas para la nobleza inca.
La alpaca fue domesticada hace miles de años en los andes peruanos, a más de 3 mil metros de altura. Su lana es extremadamente fina y suave, con una gran capacidad para retener el calor. Es mucho más durable que la lana, además de mucho más ligera.
El trasquilado de una alpaca es un rito especial realizado por lo ganaderos andinos y empieza todos los años al inicio de la temporada de calor. El primer corte de la lana de la alpaca es muy codiciado por los modistas, ya que es mucho más suave y ligero que los cortes posteriores. Además, llega a alcanzar hasta 40 grados de color o tonalidades que van desde el marfil hasta el negro, pasando por los grises y marrones.
Algodón Pima
Este tipo de algodón es muy preciado alrededor del mundo, ya que es considerado como una fibra de lujo. Es llamada gamuza por los peruanos, debido a que se siente como si fuera seda y es brillante. Este brillo natural y sensación agradable se debe a la forma cómo ha sido cultivada en los valles costeños del norte peruano, debido a que se producen tratando de respetar lo máximo a la naturaleza, para evitar que tenga imperfecciones al momento de la cosecha.
Es fácilmente teñido, debido a que su color natural es un blanco brillante, pudiendo variar hacia un amarillo si es que no es puro.
Los antiguos peruanos del norte utilizaron esta fibra para tejer sus ropas para poder luchar contra el inclemente calor, ya que permite el paso del viento y protege a la piel.