Si bien la primera imagen que tenemos al llegar a Lima es el de una ciudad moderna y de ritmo frenético, además de ser un espacio rico en historia y cultura, nos quedamos pensando si es que existirá otro tipo de elementos que sea interesante de ver. Por ejemplo: la naturaleza.
Lima fue fundada en el lecho del valle del río Rímac y a 5 leguas del Océano Pacífico, por lo que podemos intuir que todavía exista algún paraje natural para poder escapar del ruido de la ciudad. Y así es: son cuatro los principales puntos de turismo natural que existen en la capital del Perú.
Los Pantanos de Villa
Ubicados en el distrito de Chorrillos, es una zona reservada desde 1989. Es reconocida, además, por ser un lugar de conservación de las aves acuáticas, quienes pasan por estos lares en su rumbo migratorio hacia el norte.
Es interesante su visita debido a que es la única área protegida natural que existe dentro de Lima Metropolitana, lo que le da un gran valor científico y educativo, debido a que, por el crecimiento de la ciudad, la naturaleza de estos campos se ha ido adaptando paulatinamente hasta alcanzar su equilibrio.
El humedal de los Pantanos de Villa está integrado con la cuenca del río Rímac, el cual aflora aquí mediante aguas subterráneas. Además, es el hogar de 155 especies de aves y otra cantidad importante de flores, reptiles y animales silvestres.
Las Lomas de Lachay
Ubicadas en el distrito de Huaura a dos horas de Lima, la Reserva Nacional de las Lomas de Lachay es el principal ecosistema de lomas costeras en el departamento. Fue establecida como tal en 1977 para restaurar y conservar la flora silvestre de las lomas, que sirven como recurso natural para el abastecimiento de agua a la capital.
Cuenta con una singular diversidad biológica, además de ruinas de culturas precolombinas y arte rupestre, lo cual indica que Lima fue habitada por el hombre peruano por más de tres mil años.
Reserva de Nor Yauyos – Cochas
Es única en su género por su belleza y su extensión. Fue creada en el 2001 y su función es proteger y conservar la cuenca alta del río Cañete y Pachacayo, que alberga un inmenso ecosistema de flora y fauna muy singular, en la cual coexisten comunidades campesinas y la naturaleza.
Estas comunidades han desarrollado formas de organización social para administrar los recursos que la naturaleza le da, así como la naturaleza forma hermosos paisajes que aguardan ser retratados en fotografías.