El carácter eminentemente andino de este departamento, su posición central en el Perú y el factor hidráulico determinante, a causa de que en este departamento se concentran, se aproximan, diversos caudales de agua como los mencionados; han sido los factores que han permitido afianzar la compatibilidad de la ciudad metropolitana de Lima, que empezó como un hecho histórico y político cuando Francisco Pizarro fundó la capital del Virreinato del Perú.
Durante los tres siglos de vida colonial y un siglo de vida republicana, Lima se consideró como una capital política, de creación artificial, basada en la ley y en el factor social preponderante. Esta tesis ha sido sostenida por el ensayista José Carlos Mariátegui en su libro “SIETE ENSAYOS SOBRE, LA REALIDAD PERUANA”. Se olvidó, sin embargo, el factor geográfico que estaba en segundo lugar, mientras no se iniciara una política de desarrollo económico.
El factor geográfico económico estaba potencialmente en la concentración de los valles, como los de Huaura, Chancay, Caraballo, Rímac, Lurín, Cañete, Mala, a distancias en promedio de 100 Kms., fenómeno que no ocurre en los demás departamentos de la costa, cuyos centros agrícolas están muy alejados.
El departamento de Lima resultó así favorecido por la naturaleza y por su situación central, equidistante del Norte y del Sur para iniciar Su desarrollo que empezó cuando las antiguas haciendas de tipo colonial se, transformaron en plantaciones bajo la forma jurídica de sociedades anónimas, a la vez que con ayuda del crédito bancario, empezaron a cultivar el algodonero, entregado hasta entonces a cultivadores empíricos representados por el típico YANACON.
Los cultivos de algodón y caña, a los que sucedieron después los, de lino, girasol y panllevar, transformaron la economía del departamento, provocando un desarrollo en cadena de otros sectores, llegando por fin a industrializar la agricultura orientándola a fines de más alto rendimiento con la producción de tejidos, aceites de semilla de algodón y otros derivados, así como de la producción azucarera, que tuvo su auge hasta la Segunda Guerra Mundial. Luego esta industrialización agraria se trasladó a los valles de La Libertad, pero manteniendo el gran centro productor de Paramonga, valle de Pativilca.